miércoles, 28 de febrero de 2007

My apartment at Helsingintie 15

Ya llevo en Finlandia casi una semana y parece que poco a poco voy habituándome a este estilo de vida. No comienzo las clases hasta el 12 de Marzo así que tengo tiempo de sobra para hacer vida Erasmus. Lo primero de todo, hablaros del lugar donde vivo. Todos los Erasmus estamos en apartamentos de tres personas y vivimos en el mismo edificio. De momento vivo solo pero hoy espero la llegada de un español y el viernes la de un rumano así que ya os comentaré más adelante como es la convivencia (si tenemos que partirle las piernas al rumano xDD) .
El piso está bastante bien, las habitaciones son grandes y obviamente me he cogido la mejor de las tres con terracita y todo, que por la noche enfría las cosas más rapido que el congelador, así que no hace falta que os diga que los hielos aquí no existen. Otro detalle importante es que en el edificio existe una sauna común de la que todos podemos disfrutar cuando nos apetezca. Es obligatorio entrar desnudo y sí, hay una sauna para hombres y otra para mujeres así que no os montéis películas...




Mi habitación con el monitor Nokia usurpado al vecino



La cocina


Existe un pensamiento generalizado sobre el inglés que se habla en todos los países nórdicos. Pues en Forssa todo el mundo te habla en finés por muy moreno que seas. Cuando empiezas a poner cara de "qué me estás contando!" te hablan en inglés y ya puedes entenderles porque si no van a pensar que eres subnormal.
Un problema importante surge en los supermercados dónde todos los productos están en finés y te montas un lío increíble para poder encontrar lo que buscas. Todo es bastante caro, sin ir más lejos las bolsas que te regalan en España cuestan 17 céntimos y una botella de 2 litros de fanta o coca cola 3.40 €; conclusión : a beber agua del grifo que está fresquita.
Para terminar os dejo una foto del baño del apartamento a ver si alguien me explica el por qué de hacer las duchas tan extrañas.



Por más que me ducho sigo sin comprenderte


lunes, 26 de febrero de 2007

Excursión a Turku

Tan solo pude dormir cuatro horas y alguien llamó a la puerta. Era un español que me daba la bienvenida y me invitaba a ir a una excursión a Turku organizada por los estudiantes Erasmus. Estaba cansado pero era el momento de empezar a conocer Finlandia y a gente de la Universidad. Lo primero de todo decir que Forssa es un pueblo de 17000 habitantes situado 110 Km al noroeste de Helsinki. Está muy extendido porque los edificios difícilmente superan las tres plantas y entre edificio y edificio puede haber cuarenta metros de distancia por lo que hay que andar unos veinte minutos para llegar a la Universidad.

En el autobús éramos cuarenta personas de las cuales 30 eran finesas. En Forssa somos ocho estudiantes Erasmus; un español, tres belgas, dos checos, un turco y yo. Esta semana llegarán refuerzos y esperamos recibir a cinco nuevos Erasmus(un español entre ellos xD).

Una vez en Turku comenzamos el viaje por los diferentes pubs de la ciudad. Decir que Turku es la tercera ciudad en cuanto a población se refiere de Finlandia(175000), aunque las calles están desiertas debido al frío y a la forma de ser de los fineses. Después de tres horas de pub en pub decidimos ir a una pizzeria y cenar antes de entrar al Onella (la discoteca grande de Turku).


Dos fineses de la Universidad en un pub de Turku



Una vez en el Onella descubres que los que antes parecían unos introvertidos finlandeses se transforman y se vuelven habladores y bromistas. Aún no ha llegado el momento de hablar sobre cuánto beben los finlandeses (pero llegará). Una vez alcoholizados, bailan mirando al suelo y parece que tienen dos pies izquierdos porque no hacen más que chocarse unos con otros. Así transcurre la noche mientras empiezo a sentirme un poco más cómodo hablando inglés. Noto como la gente se fija bastante en mí por mi tono de piel. Les resulta extraño ver a una persona morena, de hecho un gran cantidad de chicas finesas están teñidas de moreno o pelirrojo, al contrario que aquí, en una prueba más de que nadie está contento con lo que tiene.
Llegaron las cuatro de la mañana y el autobús nos estaba esperando para regresar a Forssa. Una vez en Forssa sucedió lo peor de la noche, tener que caminar veinte minutos a -22 grados hasta llegar a casa. Eso si, la felicidad obtenida una vez estás en ella no tiene precio.

jueves, 22 de febrero de 2007

Comienza la aventura

Los días previos al viaje crearon en mí una serie de sensaciones que no sabría describir fácilmente.Una sensación de pena por abandonar todo lo que tengo en España y que seguro echaré de menos en Finlandia. Otra sensación de miedo al no saber lo que me voy a encontrar allí y otra sensación de ilusión y ganas por conocer y vivir lo que seguro será una experiencia inolvidable en mi vida.

El miércoles por la mañana me dirigí al aeropuerto de Barajas con la ilusión de poder llegar a Helsinki lo antes posible. Minutos antes de embarcar a Copenhage me doy cuenta que tengo al lado a Michael Laudrup (ídolo de toda la vida). Nada más verlo decido ir a saludarle y la calidad que los dos atesoramos se funde en un apretón de manos.

Tres horas más tarde aterrizo en Copenhage y como me temía, la situación empeora. El vuelo a Helsinki ha sido cancelado debido a la fuerte nevada que está cayendo. No ha podido empezar peor el viaje, ya no me encuentro rodeado de españoles y he de empezar a utilizar ese Spanglish que llevo dentro. Me dirijo al "Information Center" y me cambian el billete para cuatro horas más tarde que al final serían diez debido a la nieve que ya empiezo a odiar. En esas diez horas conozco a la perfección el aeropuerto de Copenhage y comienzo a observar lo altos y rubios que son los nórdicos. El segundo disgusto no tarda en llegar al pagar ocho euros por un insípido sandwich de jamón y queso y cuatro por un botellín de agua (será por agua).

Por fin llego a Helsinki a las cuatro de la mañana y he de esperar hasta las cinco para coger el primer autobus que sale con destino a Forssa. Debido al cansancio no soy consciente de dónde estoy y salgo fuera del aeropuerto. No os imagináis qué sensación es la de recibir una bocanada de aire frío (-20 grados) cuando uno está más dormido que despierto. Decido recular y volver al aeropuerto de manera disimulada como si el frío no me afectase, pero con las rodillas temblando y más despierto que nunca.

Lo siguiente fue tunearme en el baño del aeropuerto con tres camisetas, jersey y la cazadora de plumas (que la quiero tanto como a mi madre) gorro, braga y guantes. Era el momento perfecto para robar un banco, pero el autobús estaba esperando.

Una nueva sorpresa que me encuentro es que el desgraciado del conductor sólo habla finés así que tengo que informarme de cómo llegar a mi destino preguntando a uno de los pocos viajeros que me acompañaba en el viaje. Por fin llego a Forssa a las ocho de la mañana y una chica de la Universidad muy agradable allí estaba esperándome. Me lleva en coche hasta mi apartamento y me da las llaves. Por fin he logrado mi objetivo 24 horas después!